El corazón busca estacionarse, en pradera verde,
Esmeralda de Esperanza.
Ese que sabe de la Verdad, el palacio dorado
esperará su espera.
Está cincelado en oro, con alas que no dudan
siquiera.
Lo espían entre ramas de laureles perennes,
sobre aguas debidas , ganadas...
El azul inmenso cubriendo todo,
de la mano de Gabriel y los poemas.
Carta a un mismo corazón, lati- dos...
Tus manos y mis manos
ya estuvieron juntas cerrando círculos,
completandose.
Nueve mil rostros tuvimos.
Nueve mil más.
No importa demasiado en esta pobre realidad.
Verde y dorado junto a la bandera celeste final.
Estrella Polar guiando,
Cruz de amor, se acercan las huestes
rechinan en los cielos relámpagos azules,
Entrega gritan!