“El mundo fenoménico está fundado sobre lo imaginario, y tú a eso le llamas el mundo de la realidad, sólo porque es visible y tangible. En cambio, calificas de imaginarias las realidades espirituales a las cuales el mundo de aquí está subordinado. Pero, es justo lo contrario. Este mundo, tu mundo, es irreal e imaginario, y el de las realidades espirituales es lo único real y lo que reduce a nada todos tus mundos” (Mawlânâ Rûmî, m. 1273)
Comentario: El cometido principal de todo maestro del espíritu es dar testimonio de lo real y abrir el espíritu humano a nuevas dimensiones de sí mismo. Esa es la gran ayuda que tanto ayer como hoy pueden brindarnos estas luminarias del camino interior. Sería estúpido, pues, pensar, como sucede a veces, que los maestros se hayan dedicado a hacer brindis al sol, hablando de cosas que hacen bonito, pero que no sirven para nada. Nada de eso. Todos ellos han sido y son hombres de un enorme pragmatismo, dado, entre otras cosas, lo bien que conocen la naturaleza humana y sus flaquezas. Los maestros nos hablan del más aquí y no del más allá. Y eso de lo que hablan es lo más real que existe, no nuestros mundos creados.
Halil Bárcena