He aquí algunas cualidades necesarias para ser un buen dirigente:
Sinceridad: la maldad no se hallará en sus labios, porque ¿quién confiará en él si sus labios hablan mentiras?
“El líder debe cuidar de todas formas el honor del pueblo de Israel y de Eretz Israel, como Shaúl, quien luchó contra Amón, el que acosó a Israel; y como el rey David, quien también lo hizo cuando despreciaron a los delegados que envió” (Shmuel 1 C11-Shmuel 2 C10). “El líder debe honrar a los estudiosos de la Torá” (Rambam Melajim 2:5)
Humildad: del mismo modo que se le otorgó el liderato del pueblo de Israel, el cual debe honrar, la escritura ordena al rey ser profunda y sinceramente humilde (Maimónides, idem). Por esa razón, durante la oración de Shemoná Esre (amida), el líder debe arrodillarse y no erguirse hasta el final de la oración (Berajot 34:1) Cuanto más grande sea su poder, más humilde debe ser
Sensatez: el líder tiene que actuar en forma razonada no por un sentimiento de odio, sino también cuando está obligado a castigar a alguien (Guía de los perplejos 1,54 Rambam)
Incorruptibilidad: que aborrezca el soborno. El líder debe alejarse del patrimonio mal habido, no deberá ser codicioso, como está escrito en la Torá: “No tendrá demasiada plata ni oro (Debarim 17:17), solo lo necesario para el mantenimiento de la estructura de su gobierno (Sefer HaiKarim, 4:26)
Valentía: el líder deberá poseer tanta valentía que le permita defender al pueblo, tal como lo hace el pastor cuando pelea con el león para defender su rebaño (Sefer HaiKarim idem)
Rabino Iona Blickstein