Tengo una amiga azul, que está harta
de suicidar noches bebiendose su negrura,
atragantandose con estrellas de cianuro.
Cansada de abortar palabras, pieles, sentimientos.
Esa la rebelde, con causa, de hija, sin ser hija
de nietos sin abuelos, de nombres rotos, falsos, ilusorios.
La índigo , sin nada verde, que tiene lanza.
Capa roja para la lluvia, donde no hay agua.
Compañera escondida que de tanto en tanto escapa.
No sabe de templanza, ni aires, ni sueños,
no descansa.
Oculta, que ignora de colores y pinturas,
de sonidos , y palabras bien logradas.
De viajes, historias, leyendas.
Cincuenta por ciento fuego, la otra mitad, agua.
Caen liánas del cielo, de tu mano, que siempre aguarda
la consuela, la salva, y de un gran soplo
Se une al alma.