lunes, 5 de octubre de 2009

RISTO MEJIDE



Nombre:
Risto Mejide
Fecha de nacimiento:
1975
Biografía:
Más allá de su labor como el jurado más borde de Operación Triunfo, Risto lleva más de 8 años ejerciendo como creativo publicitario, habiendo formado parte de agencias como Saatchi&Saatchi, Leagas-Delaney o Euro RSCG. En la actualidad ejerce de director creativo en la empresa *S,C,P,F…, responsable de algunos de los mejores spots publicitarios en este país que ha creado las campañas de Ikea, Vodafone o BMW. Risto también ha sido Director Creativo en Doctor Music Networks y profesor part-time en el Departamento de Sistemas de Información en ESADE. Ha estado también muy ligado al mundo de la música, trabajando durante un tiempo para Britney Spears, U2, Radiohead y Lou Reed, e incluso llegando a grabar parte de un disco de Luz Casal. También ha creado una serie de televisión relacionada con el mundo de los publicistas, aún no emitida en los Estados Unidos.


“Lo peor que te puede pasar no es acabar en un hoyo. Lo peor que te puede pasar no lleva ningún epitafio, ningún karma, ningún porqué”.


“Para cuándo la película que se anuncie como «es tan mala que te hará reír». Para cuándo el político que te diga «yo también te robaré, pero con descuento». Para cuándo el escritor que te advierta «no pases de la página cien, a partir de ahí no hago más que repetirme».

“El amor hace tiempo que es sólo un eslogan, la familia feliz un buen casting y cualquier tipo de aprecio ya lo encuentras limpio de toda «a». Y a mí, entre tanto mariachi, cada vez me cae mejor la gente que sabe lo que odia y —sobre todo— cómo, cuánto y por qué lo odia”.


“Interesa que gastemos dinero antes que tiempo, porque aún no existen los sueldos en minutos de vida (todo llega)

Adoro las entrevistas. De trabajo, de promo o en profundidad. Da igual”.


“En fin. Que cuánta gente por ahí. Y qué poquitas las personas”.


Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo que hoy nos vamos a poner moraos. Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para no quieras mudarte ya más. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El espacio es tan acojedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse cómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansado de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso. El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican los recambios. Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitan más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mias lo aguantan todo. Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirme a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson. El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura. Dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuestos. Dime que intentaremos toda una vida e iré enconfrando mis nunca más.
Del libro EL SENTIMIENTO NEGATIVO Risto Mejide.