sábado, 5 de diciembre de 2009

Murió un diecisiete.



Murió el mar un diecisiete de octubre
de la mano de la madre

y la espada del bien
balanza en la rejilla dio la orden
ángel dorado polvo de estrellas
con su capa de sabiduría

compasión y fuerza

arrollaron el pasado

como lengua viperina

dentro del cofre del tiempo quedó
sin recuerdos en mi éter
no existencia

es ahora
registro puro

nueva octava

germinando en oro alquímico

nuevo yang
alba clarea en otra hoguera

nueva agua intraterrena

lago manso, lejos quedó el mar.

En otra vuelta de círculo

nos volveremos a encontrar

ahora es tiempo germinando

para otras almas enlazar.