lunes, 18 de abril de 2011

SEGURIDAD ESPIRITUAL.


Un día estaremos delante del trono de Dios, unidos en un solo pueblo. No importa qué idioma hablamos: Dios conoce nuestros corazones. Y nosotros disfrutamos de Su gracia, la cual nos concede a todos abundantemente.

Pero aún estamos involucrados en la lucha contra el mal.

En el mundo nos acechan muchos peligros. Solamente necesitamos mirar las noticias y abrir los diarios, y ya estamos perfectamente informados acerca de guerras, catástrofes y otras amenazas por todos lados. Ningún país está seguro de atentados terroristas. Después del 11 de setiembre de 2001, en EEUU se discutió mucho acerca de cómo mejorar la seguridad. Se invirtieron millones de dólares para aumentar el sentimiento de seguridad entre los ciudadanos. Pero incluso si todas las naciones convivieran en paz, todavía existiría la lucha del alma contra el mal. Y justamente el mal se presenta con frecuencia de una manera muy sutil. Al principio parece atractivo y bueno. Por un tiempo, uno disfruta del pecado. Sin embargo, el problema es que el tiempo de disfrute es corto, pero las consecuencias del pecado duran muchísimo tiempo.

En la iglesia de Corinto reinaba exactamente este tipo de lucha, y Pablo lo puso sobre el tapete. Por eso, el mensaje de la primera carta a los corintios es muy adecuado para nuestro tiempo.

Veamos entonces un breve resumen del mensaje de la primera carta de Pablo a los corintios:

Capítulo 1: Pablo nos hace recordar que hay una gran diferencia entre la sabiduría mundana y la divina. Solamente el Espíritu de Dios nos puede ayudar a entender la sabiduría de Dios.

Capítulo 2: Aquí se nos muestra que el hombre natural no puede entender la sabiduría de Dios. El espíritu del mundo no conoce esta sabiduría, solamente la podemos conocer por el Espíritu de Dios.

Capítulo3: Pablo nos exhorta a dejar de vivir como hombres naturales. Solamente con la ayuda del Espíritu Santo podemos vivir una vida espiritual.

Capítulo 4: Se pone en la mira la actitud mundana de los corintios: continuamente sentían necesidad de criticar algo. Y el espíritu de crítica es sumamente peligroso para una comunidad cristiana. Pablo abordó este tema, y también nosotros hoy en día tenemos que hablar sobre estas cosas.

Capítulo 5: Los corintios buscaban el reconocimiento por la sociedad. Por eso toleraban la inmoralidad y otros pecados en medio de ellos. ¡Justamente este capítulo es para nosotros, hoy en día, de candente actualidad!

Capítulo 6: Otro mal dentro de la iglesia de aquel entonces era la manía de pelear. Muy rápidamente estaban dispuestos a arrastrarse mutuamente ante el tribunal. ¿Cómo nos comportamos hoy en día?

Capítulo 7: En cuanto a la moral y el matrimonio, los corintios tenían un concepto deformado.

Y así sigue. Capítulo por capítulo, Pablo nos advierte a no conformarnos al mundo en nuestro pensar y actuar. Al final, nos da un concepto de seguridad que tenemos que aplicar a nuestras vidas espirituales: "Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor" (1 Co. 16:13-14).

Velar

"Velad...." .Esta es nuestra primera palabra clave. El Nuevo Testamento nos nombra circunstancias en las cuales tenemos que velar con especial atención:


. "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mr. 14:38).

. "Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto" (Ap. 3:1). Existe algo aún más sutil que la seducción o la tentación: la indiferencia espiritual y la apatía. Es absolutamente necesario que nos guardemos de ella. Por eso el versículo 2 nos desafía: "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir...".

. "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Ti. 4:3-4). También tenemos que estar continuamente alertas ante las falsas doctrinas. ¿Cómo nos protegemos de ellas? La respuesta nos es dada en el versículo 5: "Pero tú sé sobrio en todo...". Tenemos que estar profundamente anclados en la Palabra de Dios. De esta manera nos damos cuenta rápidamente si alguien se aleja de la Palabra.

. "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor" (Mt. 24:42). Esta es una advertencia positiva, animadora: tenemos que esperar el día en el cual regrese nuestro Señor. ¡Qué maravillosa promesa!