miércoles, 7 de julio de 2010

Nunca paraguas ...si colores.




Los camiones de mi época eran absolutamente endebles; comenzaban a circular y tenían mucho éxito; los tranvías andaban vacíos. Subí al camión con Alejandro Gómez Arias. (...) Momentos después el camión chocó con un tren de la línea Xochimilco. (...) Fue un choque extraño; no fue violento, sino sordo, lento y maltrató a todos. Ya a mí mucho más. Antes habíamos tomado otro camión; pero a mí se me había perdido una sombrillita, nos bajamos a buscarla, y fue así que vinimos a subir a aquel camión, que me destrozó. El accidente ocurrió en una esquina, frente al mercado de San Juan, exactamente enfrente.



Mentiras que uno se da cuenta del choque, mentiras que se llora. en mí no hubo lágrimas. El choque nos brincó hacia delante y a mí el pasamano me atravesó como la espada a un toro.