domingo, 3 de enero de 2010

Bhagavad Gita.


9. Él ha escalado las alturas de su alma y con ecuanimidad contempla a sus parientes,amigos y compañeros, al igual que a los desconocidos,los que te muestran indiferencia, e incluso a aquellos que le odian.
Él ve a todos iguales desde ese estado de paz interior.

15. El Yogui que tiene su mente bajo control y vive de esta suerte, dueño de su inteligencia y constantemente unido a su yo superior, obtiene la paz del supremo Nirvana que reside en Mí.

16. Pero la práctica del Yoga, oh Arjuna, es armonía;
no da sus frutos a aquellos que comen con exceso o ayunan en demasía, ni tampoco a los que apenas duermen, ni a los que duermen demasiado.

17. Esta armonía ha de encontrarse tanto en la comida como en el descanso, en el sueño tanto como en la vigilia. La conciencia de perfección ha de empapar todos nuestros actos. De este modo, el Yoga se convierte en un bálsamo que nos trae la paz, en medio de cualquier tipo de sufrimiento.

19. El Yogui que, recogido en sí mismo, se haya absorto en la contemplación de la Luz interior, ha hecho de su alma una lámpara cuya luz, al abrigo del viento, permanece inalterable sin la mínima oscilación.

29. Él reconoce en su corazón que su esencia es común a la de todas las criaturas, y que la vida que mora en todas las criaturas habita también en su corazón.
Ésta es la consciencia en la que vive el Yogui iluminado: una visión de total unidad.

30. Y cuando él Me ve en todo y ve todo en Mí, Yo ya nunca le abandono y él nunca Me abandona a Mí.

31. Aquél que en su amor universal, logra amarme en todo lo que ve, donde quiera que este hombre viva, este hombre vive en Mí constantemente, sea cual fuere la condición de su vida.

32. Quien, reconociendo la unidad universal del Ser, ve con imparcialidad la misma esencia en todo los seres, solidarizándose con ellos tanto en lo placentero como en lo doloroso; en verdad, éste es el más grande de los yoguis.