viernes, 30 de octubre de 2009

SI NO YO POR MI ¿QUIÉN...



Rabbí Hillel, miniatura del s. XVII
El Rabí Hillel cuyo nombre ya nos participa santidad: contiene la raíz de haleluiáh, alabad a Iáh. Hillel vivió en el siglo I antes de la Era Cristiana, y fue uno de los que más alto llegó en la captación de la Esencia de la Toráh. Cuenta la Tradición que un gentil se acercó a él retándolo a que le condensara dicha Esencia en el breve lapso de tiempo en que puede uno mantenerse parado sobre una pierna. Hillel le respondió: "No hagas a los demás aquello que no quisieras que te hagan a ti."
Todo lo demás son comentarios sobre cómo llegar a eso. El asunto no es nada trivial, ya que, de costumbre, y tal como lo expresara Pablo, el Apóstol cristiano: no hacemos el bien que queremos, sino el mal que no deseamos. En verdad, hay que atreverse a contradecir la Lógica para pensar en la posibilidad de un ego inegoísta. Respecto a ello, Hillel formuló en otra oportunidad- una especie de "koán zen", que se hizo famoso se canta en Israel hasta el día de hoy y que se suele traducir como sigue:Si yo no por mí ¿quién? Pero si sólo por mí ¿para qué? Y si no ahora ¿cuándo?
Ya esta versión es de por sí hermosa. Sin embargo, de su original en hebreo se desprenden otras dimensiones aún más profundas, que al parecer pocos advierten. Paso a contar una:
Si yo (ינא) soy nada (ןיא) para mí ¿entonces quién soy?Pero si soy para la Esencia (ימצx) en mí ¿qué soy?Y si no es Ahora ¿cuándo?
El "yo" como "centro de control-manipulación", con todas sus exigencias y miedos, sus apegos y rechazos, sus heridas narcisistas y pulsiones, es una mera ilusión "una sombra pasajera" dicen las Escrituras y también el Psicoanálisis. Pero, gracias al Cielo, ocurre que los hombres recibimos una buena dosis de palazos en el ego en proporción a nuestros méritos, como enseña el Libro de Job, y nótese la paradoja. Por fin, y debido a un "proceso natural" y por ende Divino, conocido en la Ciencia actual como "auto-organización", el ego se disuelve en una maravillosa "Nada" (que se escribe con las mismas tres letras hebreas, pero permutadas). Es decir, ¡nada de exigencias y miedo, de apegos y rechazos...! El nombre de "auto-organización" (autopoiesis, o selforganization) quiere expresar la idea de un proceso que se realiza "sólo", sin manipulación desde ningún centro, y por ende, con total flexibilidad y adecuación a las desequilibrantes circunstancias externas. Y es absolutamente lógico: ¿cómo va a terminar un proceso egocéntrico con el ego? Al contrario, ello no haría sino reforzarlo. Nosotros vamos juntando "con gran esmero" nuestro conflictivo y destructivo "ego", y cuando ya no damos más con todos los problemas que el mismo "ego" nos ha generado, terminamos rezando para que algo o alguien nos ayude a "salir del laberinto"...
Entonces, el Cielo nos manda la solución, que nosotros "con nuestra característica ingratitud" llamamos "las pruebas más dolorosas". En realidad, son la Bendición Suprema que puede el Eterno brindarnos. ¡Baruj Hashem!
Digamos también que "Nada" es uno de los Nombres de la Sefiráh Kéter, la Corona: es una "Nada" que es idéntica a la Comunión con el "Todo", la Esencia Divina, la Shejináh o Divina Morada o Presencia. Esto es, el Eterno Ahora "la subjetividad" sin pasado ni futuro" que mora en el corazón de los Justos, como Hillel. ¡Haleluiáh!
Fuente: Adolfo R. Ordóñez ¿Quién? (Rosario - Santa Fe - Argentina)