LA SERPIENTE EMPLUMADA
Las tierras exóticas, las ciudades misteriosas y los antiguos secretos del mundo maya están aquí para ser descubiertos.
La serpiente emplumada comienza a descender. Todo está envuelto en la oscuridad a excepción de la escalera norte del enorme templo por donde llega. Mientras el sol proyecta su misteriosa sombra, los escalones se iluminan poco a poco dándole vida a la gran cabeza serpentina que reposa en la base del templo. El gran dios se desliza por los escalones, extiende su prodigioso cuerpo y entonces desaparece.
Así como sucedió hace más de 1,000 años, el fenómeno del equinoccio (21/22 marzo y septiembre) en el templo de Kukulcán en Chichén Itzá, sigue conmoviendo los corazones de los espectadores. En estas épocas del año, el juego de luz y sombra en el templo, crea esta ilusión óptica: La de una serpiente que se mueve. Miles de entusiastas se reunen en Chichén Itzá para vivir la experiencia de la magia maya. Al observar a la serpiente bajar por el templo, los visitantes se podrán preguntar hacia dónde va. Existe una profunda ironía en este descenso y desaparición, como si Chichén Itzá fuera el punto de partida para un viaje, en cierta forma lo es porque Yucatán es, en efecto, la puerta de entrada a un gran mundo: El Mundo Maya.
Las tierras exóticas, las ciudades misteriosas y los antiguos secretos del mundo maya están aquí para ser descubiertos.
La serpiente emplumada comienza a descender. Todo está envuelto en la oscuridad a excepción de la escalera norte del enorme templo por donde llega. Mientras el sol proyecta su misteriosa sombra, los escalones se iluminan poco a poco dándole vida a la gran cabeza serpentina que reposa en la base del templo. El gran dios se desliza por los escalones, extiende su prodigioso cuerpo y entonces desaparece.
Así como sucedió hace más de 1,000 años, el fenómeno del equinoccio (21/22 marzo y septiembre) en el templo de Kukulcán en Chichén Itzá, sigue conmoviendo los corazones de los espectadores. En estas épocas del año, el juego de luz y sombra en el templo, crea esta ilusión óptica: La de una serpiente que se mueve. Miles de entusiastas se reunen en Chichén Itzá para vivir la experiencia de la magia maya. Al observar a la serpiente bajar por el templo, los visitantes se podrán preguntar hacia dónde va. Existe una profunda ironía en este descenso y desaparición, como si Chichén Itzá fuera el punto de partida para un viaje, en cierta forma lo es porque Yucatán es, en efecto, la puerta de entrada a un gran mundo: El Mundo Maya.
La serpiente emplumada es el símbolo de toda la obra que debemos realizar en nosotros mismos, deberemos transformarnos en serpientes de sabiduría en base a la eliminación de los defectos psicológicos, luego ser devorados por el águila del espíritu y convertirnos en Quetzalcoatls o Kukulkanes y así cumplir con nuestra misión que tenemos en la vida, regresar a lo divinal.