sábado, 14 de agosto de 2010

DATE EL GUSTO DE VIVIR. ANTHONY DE MELLO



Date el gusto de vivir


Anthony de Mello:


"El Reino de Dios está aquí y es aho­ra. Es posible que hayas ganado el mundo con el aplauso, pero perdiste la vida. La vida es algo que pasa mien­tras tú estás ocupado haciendo cosas. No te has dado nunca el placer de vi­vir y vas a llegar inconsciente hasta la muerte, sin ser nunca libre como el pájaro que planea majestuoso, vi­viendo y siendo.

Se dice que un gran sabio le dijo a un emperador romano: "Cuando lle­gue el día de tu muerte, morirás sin haber vivido." Despertemos, para que este epitafio no sirva para nuestra tumba. ¡Qué bien se siente uno haciendo lo que quiere! Deja, mientras, a los burros que se reúnan para criti­carte. El ser libre y estar despierto a la realidad te permite vivir como un rey. Si tú eres el rey de la Creación, ¿qué te importan el ministro, el car­denal o el presidente?

No hay más que distanciarse uno de sí mismo -como santa Teresa­ y darte cuenta de cuándo actúa la programación en ti y de cuándo eres tú mismo. Al darte cuenta de tu progra­mación y de cómo actúa a través de ti, ya te has disociado de ella, y ya no tiene fuerza sobre ti, ya no te pue­de, porque tú eres algo muy distinto a tu programación; ella no es más que una forma de expresión que usas por hábito, pero nada tiene que ver con­tigo. Entonces, cuando observas esos hábitos, los tomas con humor: "¡Ya se me pasará!" Y entonces ya no es­tás molesto, porque a tu yo verdade­ro no lo afecta.

La vida se escapa y hay que apro­vecharla hasta el fondo. Importa fi­jarse en la ofensa, para aprender, pero no en el ofensor, que actúa por su programación.

Se cuenta de un oso al que metie­ron en una jaula de seis metros de lar­go, que caminaba de un lado a otro, sin parar. Al cabo de un año le quita­ron la jaula y el animal seguía pasean­do los mismos seis metros, ida y vuel­ta, incapaz de ir más allá. Se había acostumbrado. Así, los hombres so­mos incapaces de salir del espacio de la programación."