Y hubo una voz que reconocí
unas manos y esa mirada
donde antes encontraba las estrellas
esas que nos guiaban siendo nuestro único tesoro.
Hubo un temblor que nació desde las entrañas mismas
de la madre tierra, subiendo
asustando
desconcertando
invadiendo
certificando
que nada se pierde, todo se transforma, como un bumerang
de oro imantado que nos persigue,
vida tras vida
carne tras carne
y nos hace premio o castigo
cielo o infierno
luz o sombra.
Hubo un árbol donde te escuchaba,
hoy son todos, son las hojas sobre la tierra,
los trinos de los pájaros y el agua corriendo,
el cielo celeste, negro y la luna.
Hubo y hay.
Hoy somos todos.
Hoy es todo.
y llegamos aquí prendidos de aquel hilo
que nos unió una vez y hoy nos
devuelve
la vida.