martes, 8 de febrero de 2011

En una alma llena cabe todo.








Frases de Antonio Porchia

En una alma llena cabe todo y en una alma vacía no cabe nada. ¡Quién comprende!

Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.


Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.



Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.

La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.

El mal de no creer es creer un poco.

Sé que no tienes nada. Por ello te pido todo. Para que tengas todo.

Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.

Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.

Todo es como los ríos, obra de las pendientes.

Sí, es entrando en todo como voy saliendo de todo.

Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.

Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas y si amas al insecto que te muerde, amas.


Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.


Sabes tanto de mí y no me comprendes. Saber no es comprender. Podríamos saberlo todo y no comprender nada.


A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.


Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.


Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?

Dios le ha dado mucho al hombre; pero el hombre quisiera algo del hombre.

El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.

La confesión de uno humilla a todos.

Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, todas las cosas. Eres el universo.

Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.


Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.

Te asusta el vacío, ¡y abres más los ojos!


No tienes nada y me darías un mundo. Te debo un mundo.


Herir al corazón es crearlo.


Cuántos, cansados de mentir, se suicidan en cualquier verdad.


La razón se pierde razonando.


Nadie entiende que lo has dado todo. Debes dar más.


Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.


El amor que no es todo dolor, no es todo amor.

Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.

Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.

Ha sido correcto conmigo todo el universo, menos el hombre, mi semejante.

Las cadenas que más nos encadenan son las cadenas que hemos roto.

El corazón es un infinito de pesadísimas cadenas, encadenando puñaditos de aire.


Un corazón grande se llena con poco.


He llegado a un paso de todo. Y aquí me quedo, lejos de todo, un paso.

Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.

Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.

Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.

Si yo te diera la vida, ¿qué podría darte?


Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.


Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.

ANTONIO PORCHIA